La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su publicación Prevención de la violencia sexual y violencia infligida por la pareja contra las mujeres, define la violencia sexual
 como el acto sexual por coacción o sin el consentimiento de una de las 
partes o la tentativa de consumarlo; además, incluye otros aspectos como
 comentarios de índole sexual no deseados o la trata de personas con 
fines también sexuales. 
En el caso concreto de la violación, no se 
limita a la penetración forzada del conducto vaginal o el ano, sino que 
abarca, además, si ésta se realiza con el pene, empleando otras partes 
del cuerpo u objetos.
Respecto a la persona que comete dicho acto, se considera violencia 
sexual independientemente de la relación que tenga la víctima con quien 
la perpetre y el ambiente en el que suceda. Dentro de lo que se denomina
 agresión sexual también se encuentran la violación, el abuso y el acoso. En definitiva, cualquier acto físico, verbal o moral que imponga a otra persona una conducta sexual en contra de su voluntad.
Alrededor de este tipo de actos es frecuente encontrar una serie de mitos
 como, por ejemplo, que si no hay penetración no se considera violación,
 que el consumo de alcohol o drogas minimiza la responsabilidad o que la
 no resistencia implica el consentimiento por parte de la persona 
agredida. Nada de esto es cierto y ninguno de estos aspectos jamás 
justifica una agresión. No olvidemos que una relación sexual consentida 
requiere de la participación de ambas partes, de no suceder así estamos 
ante un abuso o agresión sexual. 
Algunos datos sobre la violencia sexual
El 35% de las mujeres de todo el mundo ha sido víctima alguna vez de una agresión sexual
 en sus diferentes modalidades, según datos publicados por ONU Mujeres. 
Por regiones, la violencia contra las mujeres supera el 37% en el 
sureste asiático y ronda ese mismo 37% en los países del Mediterráneo 
Oriental y África; mientras que en América, Europa y Pacífico no llega 
al 30%. Aunque estos datos posiblemente variarían si todas las víctimas 
de este tipo de actos denunciaran los hechos.
Según el mismo informe de ONU Mujeres, una gran parte de esos actos 
de violencia sexual se producen dentro del contexto de una relación de 
pareja (cónyuge, novio, compañero, amante…). De hecho, la cercanía y la 
confianza con la víctima es algo de lo que muchos agresores se 
aprovechan para intimidarla y forzarla.
"El 35% de las mujeres de todo el mundo ha sido víctima alguna vez de una agresión sexual"
No hay un patrón establecido respecto a la agresión sexual, ya que 
ésta puede ser cometida por cualquier persona, en cualquier lugar y bajo
 cualquier circunstancia. En la Unión Europea, por ejemplo, el 50% de 
las mujeres asegura soportar acoso sexual. A pesar de ello, sí es cierto
 que es mucho más frecuente que suceda en zonas más desfavorecidas 
económicamente y, sobre todo, en países en conflicto.
Hombres agredidos sexualmente
Aunque las cifras ponen de manifiesto que las mujeres son las 
principales víctimas de este tipo de agresiones no sólo ellas las 
padecen; aunque en menor medida, también hay hombres que sufren este 
tipo de maltrato. La principal razón por la que la agresión sexual masculina
 suele ser desconocida es la falta de denuncia; si a las mujeres les 
resulta difícil denunciar, en el caso de los hombres ni siquiera hay 
cifras fiables en cuanto al porcentaje de los que son agredidos y 
realizan dicha denuncia; entre las causas de ello se encuentran, sobre 
todo, la vergüenza y el miedo al rechazo social. De hecho, se estima que
 entre el 60% y el 90% de las agresiones, tanto masculinas como 
femeninas, no se denuncian.
Me han violado, ¿qué debo hacer?
Después de una violación o una agresión sexual, es 
bastante habitual que la víctima no sepa qué hacer, dónde acudir o a 
quién contarle lo sucedido. Esto es así, en gran medida, por los mitos y
 creencias erróneas que están asociadas a este tipo de agresiones; pero 
ninguna persona, nunca, debería pasar sola por una situación así.
Seguro que más de uno ha escuchado frases del tipo “no es algo tan 
serio”, “esto no me puede pasar a mí”, “ella se lo buscó” o “la mejor 
manera de superarlo es actuar como si no hubiera sucedido”, entre muchas
 otras. Ninguna de estas frases ayuda a la víctima y, mucho menos, a 
prevenir ataques de carácter sexual en el futuro dentro de nuestras 
sociedades.  
El Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales (CAVAS) es 
tajante en cuanto al aspecto principal dentro de una agresión y asegura 
que si has sido víctima de una violación, o conoces a alguien que lo ha sido, siempre debes tener presente que sólo hay un culpable: el agresor.
En el mismo centro hospitalario informarán a la persona sobre los trámites que deberá realizar para interponer la denuncia
 pertinente que podrá formalizarse en cualquier cuerpo de la policía. No
 debemos olvidar que una violación atenta contra la libertad, dignidad e
 integridad de una persona, por eso denunciarla es un aspecto 
fundamental para que el culpable cumpla por su delito y para resarcir a 
la víctima, pero, como ya hemos mencionado, son muy pocas las personas 
que lo hacen.
La razón fundamental respecto a la falta de denuncias es que, al 
contrario de lo que debería suceder, en no pocas ocasiones la sociedad a
 quien discrimina y estigmatiza es a la víctima y no al agresor. Otra 
razón es que interponer esa denuncia implica volver a narrar y, por 
tanto, a revivir la violación con las consecuencias psicológicas que eso
 conlleva, y que no todas las víctimas se sienten con la fuerza 
suficiente para afrontar.
Si has sido víctima de una violación o agresión sexual afronta la 
denuncia como parte del proceso que te ayudará a superar tan traumática 
experiencia y piensa también que denunciarlo es un acto de valentía, así
 como de solidaridad y apoyo a otras víctimas.
Para leer el articulo completo AQUI 




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