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sábado, 16 de agosto de 2014

Estrés principal activador del Herpes


¿Que es el estrés?

El estrés es un proceso natural del cuerpo humano, que genera una respuesta automática ante condiciones externas que resultan amenazadoras o desafiantes, que requieren una movilización de recursos físicos, mentales y conductuales para hacerles frente, y que a veces perturban el equilibrio emocional de la persona.

El entorno, que está en constante cambio, obliga a los individuos a adaptarse; por tanto, cierta cantidad de estrés es necesaria para que el organismo responda adecuadamente a los retos y los cambios de la vida diaria. Es lo que se conoce como eustrés o estrés positivo.

Se trata de una respuesta fisiológica y psicológica de una persona que intenta adaptarse a las presiones a las que se ve sometida, originada por el instinto de supervivencia del ser humano, en la que se ven involucrados muchos órganos y funciones del cuerpo, como el cerebro y el corazón, los músculos, el flujo sanguíneo,  la digestión...

Si bien en un primer momento la respuesta de estrés es necesaria y adaptativa, cuando ésta se prolonga o intensifica en el tiempo, la salud, el desempeño académico o profesional e, incluso, las relaciones personales o de pareja del individuo se pueden ver afectadas.

Las señales más características del estrés son:
  • Emociones: ansiedad, miedo, irritabilidad, confusión.
  • Pensamientos: dificultad para concentrarse, pensamientos repetitivos, excesiva autocrítica, olvidos, preocupación por el futuro....
  • Conductas: dificultades en el habla, risa nerviosa, trato brusco en las relaciones sociales, llanto, apretar las mandíbulas, aumento del consumo de tabaco, alcohol...
  • Cambios físicos: músculos contraídos, dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, malestar estomacal, fatiga, infecciones, palpitaciones y respiración agitada...
Tipos de estrés
Existen diferentes tipos de estrés, que se clasifican en función de la duración:

Estrés agudo

Es estimulante y excitante, pero muy agotador. No perdura en el tiempo. Ejemplo: una serie de entrevistas de trabajo en un día. Puede aparecer en cualquier momento en la vida de cualquier individuo.

Estrés agudo episódico

Es cuando se padece estrés agudo con mucha frecuencia. La gente afectada reacciona de forma descontrolada, muy emocional, y suele estar irritable, y sentirse incapaz de organizar su vida.

Estrés crónico

En estado constante de alarma.

Causas de estrés

Cualquier suceso puede dar lugar a una respuesta emocional y generar estrés, por ejemplo, el nacimiento de un niño, el matrimonio, la muerte de un familiar o la pérdida de empleo. No se trata necesariamente de eventos muy intensos, es suficiente con que se acumulen durante largos períodos de tiempo; y la manera en que la persona los interpreta o se enfrenta a ellos le afecta negativamente.

Es importante destacar que ciertas situaciones que provocan estrés en una persona pueden resultar insignificantes para otra. Cualquier tipo de cambio puede generar tensión, pero lo realmente significativo es la manera de afrontar ese cambio, y cada persona tiene una tolerancia diferente a los problemas y un umbral del estrés distinto.

Causas de estrés o factores de riesgo

Factores físicos estresantes

  • Exposición a productos químicos.
  • Ruido.
  • Sobreesfuerzo.
  • Malas posturas.
  • Temperaturas extremas.
  • Hacinamiento.
  • Hambre.
  • Falta de sueño.

Factores emocionales y mentales

  • Mudanzas y obras en casa.
  • Exámenes.
  • Problemas de pareja.
  • Desempleo.
  • Muerte o enfermedad grave de un ser querido.
  • Retos en el trabajo.
  • Discusiones laborales o familiares.
  • Competitividad.
  • Atascos de tráfico.
  • Falta de tiempo para realizar tareas y para dedicar al ocio.

Fases del estrés

Cuando el organismo se encuentra ante situaciones de peligro, se prepara para enfrentarse o huir, lo que origina una serie de cambios biológicos de origen autonómico.
En este proceso se distinguen tres fases del estrés:
Fase de alarma o huida
  • El cuerpo se prepara para producir el máximo de energía, con los consecuentes cambios químicos.
  • El cerebro, entonces, envía señales que activan la secreción de hormonas, que mediante una reacción en cadena provocan diferentes reacciones en el organismo, como tensión muscular, agudización de los sentidos, aumento en la frecuencia e intensidad de los latidos del corazón, elevación del flujo sanguíneo, incremento del nivel de insulina para que el cuerpo metabolice más energía...
Fase de adaptación
  • También llamada de resistencia, que es cuando se mantiene la situación de alerta, sin que exista relajación. 
  • El organismo intenta retornar a su estado normal, y se vuelve a producir una nueva respuesta fisiológica, manteniendo las hormonas en situación de alerta permanente.
Fase de agotamiento
  • Sucede cuando el estrés se convierte en crónico, y se mantiene durante un período de tiempo que varía en función de cada individuo. 
  • Esta fase provoca debilidad, se descansa mal, aparece sensación de angustia y deseo de huida.
En condiciones apropiadas, y a corto plazo, los cambios provocados resultan beneficiosos, como por ejemplo durante un incendio, o el ataque de un animal. Algunas personas llegan a desarrollar, en situaciones de peligro, habilidades que no podrían haber imaginado. Los síntomas del estrés desaparecen cuando el episodio concluye.

Síntomas y diagnóstico del estrés

Los síntomas de estrés más frecuentes son:
  • Emociones: depresión o ansiedad, irritabilidad, miedo, nerviosismo, confusión, fluctuaciones del estado de ánimo, etcétera.
  • Pensamientos: excesivo temor al fracaso, excesiva autocrítica, olvidos, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, pensamientos repetitivos...
  • Conductas: risa nerviosa, trato brusco hacia los demás, incremento del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, aumento o disminución del apetito, llantos, rechinar los dientes o apretar las mandíbulas, etcétera.
  • Cambios físicos: tensión muscular, manos frías o sudorosas, insomnio, dolores de cabeza, fatiga, problemas de espalda o cuello, indigestión, respiración agitada, perturbaciones en el sueño, sarpullidos, disfunción sexual, etcétera.
Diagnóstico de los niveles de estrés

Existen unos parámetros que determinan el nivel de estrés en el que se encuentra una persona:
  • Nivel cognitivo: la persona presenta inseguridad y tiene problemas para concentrarse; no encuentra solución a sus problemas por pequeños que sean, y tiene la sensación de haber perdido la memoria.
  • Nivel fisiológico: el estrés se puede presentar mediante síntomas físicos como dolores de cabeza, tensión muscular, alteraciones del sueño, fatiga, enfermedades de la piel. El individuo se siente mal, acude al médico, pero sus resultados son normales.
  • Nivel motor: la persona tiende a realizar acciones no habituales como llorar, comer compulsivamente, fumar más de lo normal, aparecen tics nerviosos, etc. En definitiva, la persona siente deseos de huir para evitar la situación de estrés

Prevención del estrés

Hay casos en los que es inevitable sufrir estrés, pero a pesar de ello el desafío consiste en hacer frente a esa situación, de la mejor manera posible. Estas son algunas estrategias para la prevención del estrés:

La dieta antiestrés

Hay que evitar sobrecargar el organismo con digestiones pesadas. Es conveniente seguir una dieta sana y equilibrada, no abusar del alcohol ni de sustancias excitantes como la cafeína, y aprovechar el tiempo de la comida como un descanso, que sirva para favorecer las relaciones sociales y familiares. 

Descanso

Dormir suficiente. Disfrutar de las vacaciones y los fines de semana como tiempo de ocio, y desconectar de los problemas del trabajo cuando acabe la jornada laboral.

Ejercicio físico

Realizar ejercicio físico ayuda a relajarse y a relacionarse con amigos o familiares. Sirve para liberar tensiones y alejar los pensamientos negativos.

Organización

Es importante aprender a organizarse, saber distribuir el tiempo para poder descansar, y establecer prioridades cuando no sea posible terminar todas las tareas.

Solución de problemas y toma de decisiones

Tomar decisiones intentando seguir un proceso lógico, sin huir de los problemas, y afrontándolos para decidir la mejor alternativa en cada caso. 

Interpretación de situaciones y problemas

A veces se tiende a exagerar las consecuencias negativas de un suceso o situación, llegando a realizar análisis catastrofistas, y a sufrir por problemas que no existen, y hechos que no han sucedido todavía.
Hay que actuar con naturalidad y afrontar las situaciones, sin preocuparse por lo que puedan pensar los demás.

Atribuciones y autoestima

Es bueno quererse y tratarse bien. Si se ha hecho bien una cosa, felicitarse por ello y, si se ha fallado, reconocer que en ese caso no se ha actuado correctamente e intentar rectificar los errores, sin culpabilidades ni pensamientos negativos sobre uno mismo. Refuerza tu autoestima.

Relaciones con los demás

Reforzar las conductas positivas con las personas del entorno e intentar corregir las negativas.

Cómo hacer frente al estrés

No hay fórmulas para curar el estrés, pero lo que sí podemos hacer es reducir las situaciones de sobrecarga. Para ello, se deben programar las actividades para evitar que se acumulen y se conviertan en catástrofes. Aquí tienes cómo lograrlo para conseguir hacer frente al estrés:
  • Delega responsabilidades: aprende a decir 'no' a aquello que no se pueda cumplir.
  • Establece prioridades, y no te preocupes de las cosas que no se pueden controlar, como por ejemplo el clima.
  • Intenta ver los cambios como algo positivo y no como una amenaza. Pedir ayuda a los amigos o familiares y, cuando sea necesario, dirigirse a profesionales.
  • Apóyate en tus seres queridos. Pídeles ayuda si crees que la necesitas, y no finjas que estás bien, porque la impostura te puede provocar más ansiedad todavía.
  • Aprende a relajarte. Una forma de relajación: recostarse sobre una superficie plana, colocando una mano sobre el estómago, y la otra en el pecho. Inhalar aire al mismo tiempo que el estómago se hincha, y exhalarlo mientras el estómago  baja.
  • Practica ejercicio físico todos los días de forma moderada.
  • Duerme lo suficiente. Si no descansas bien sin motivo, consulta cuanto antes con un especialista.
  • No te automediques, ni para relajarte ni para dormir.

FUENTE:

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